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En el siglo XXI ya no existen las barreras espaciales. Independientemente de que nuestra sede esté en Santiago de Chile, atendemos a clientes en diversos países y nuestra red de colaboradores incluye profesionales ubicados en distintos rincones del mundo, cuidadosamente seleccionados según nuestros estándares. Con una buena conexión a internet y un cronograma de horarios bien planificado, podemos prestar servicios de traducción, corrección, subtitulado y locución con el profesionalismo que nos caracteriza, más allá de las fronteras geográficas. Dicho esto, los servicios de interpretación se prestan sobre todo en Chile y en las principales capitales de América Latina, quedando los costos de desplazamiento y alojamiento a cargo del contratante.

Una buena traducción es aquella que causa el mismo efecto que el texto original. Es aquella que va más allá de las palabras, de las frases y de los párrafos; es aquella que reproduce fielmente no solo lo que se ve escrito, sino lo que se quiso expresar. En otras palabras, es un texto que no parece haber sido traducido, de lo contrario, es simplemente una mala traducción.

Hablar muy bien dos o más idiomas es un primer requisito para poder traducir, pero le siguen muchos otros: hay que saber comprender y analizar correctamente un texto; conocer en profundidad la idiosincrasia (más que la cultura) del autor del texto; dominar a la perfección la lengua de destino y tener muy buena redacción; y saber investigar y usar las herramientas informáticas adecuadas para cada caso. El traductor debe ser una persona curiosa, creativa y perspicaz, contar con un amplio bagaje cultural y lingüístico e, idealmente, traducir solo hacia su lengua materna. Todo ello requiere una excelente formación universitaria y años de experiencia profesional.

Porque somos profesionales y llevamos muchos años en esto. Y tenemos una ventaja: también somos especialistas en corrección de textos. Llevamos muchos años no solo traduciendo, sino también mejorando los textos de nuestros clientes. En otras palabras: además de producir traducciones que se leen con naturalidad, en el proceso de revisión nos cercioramos de que tus textos cumplan con todas las normas de estilo, gramática y ortotipografía consagradas para que queden listos para la publicación.

Los servicios de traducción se cotizan por volumen y plazo de entrega y según la dificultad del texto. El volumen se mide contando el número de palabras, que es la fórmula más usada en el mercado. Luego, se calcula el plazo necesario para traducir esa cantidad de texto y se establece si se trata de un régimen regular o de urgencia. La dificultad del texto varía según el área de especialidad y el tipo de terminología empleada: no es lo mismo traducir un comunicado de prensa sobre servicios de seguridad privada que un artículo científico sobre radioastronomía o una evaluación de impacto ambiental. Mientras más técnico sea un texto, más tiempo se necesitará para investigar y dar con la terminología correcta. Al final, todo dependerá de cuánto nos demoremos en entregar una traducción de calidad, es decir, una traducción que no parezca traducción.

La interpretación, también conocida como traducción simultánea, consiste en la traducción de distintas formas de expresión oral. Al igual que en la traducción, para ser buen intérprete no basta ser bilingüe. El intérprete debe traducir períodos que varían entre una fracción de segundo y algunos minutos.

El grado de concentración necesario para absorber el contenido textual exige del intérprete un alto nivel de especialización y una amplia experiencia. Asimismo, el intérprete debe tener una buena capacidad de expresión oral para que su traducción sea agradable para el público. Un buen intérprete también debe ser capaz de trabajar en equipo, tener una conducta profesional adecuada y saber adaptarse a las distintas condiciones de trabajo. Por último, es fundamental que el intérprete profesional respete las normas éticas de la profesión en cuanto a honorarios, horas de trabajo y buenas prácticas para ofrecer un servicio de excelencia a los destinatarios de la traducción.

La interpretación se cobra por períodos de tiempo que pueden ser jornadas completas o medias jornadas. La jornada completa abarca un período de una a ocho horas de trabajo y la media jornada, de una a cuatro horas. Si se supera este tiempo, se cobrará un suplemento por hora adicional, con un período de gracia de 15 minutos. Asimismo, la grabación de la interpretación simultánea para cualquier tipo de uso posterior conlleva un cobro adicional de propiedad intelectual del 25 % sobre el valor de la tarifa acordada. Los servicios de interpretación simultánea de más de una hora de duración requieren la presencia de dos intérpretes por par de idiomas.

Sí. Ofrecemos todo el equipo de audio necesario para los servicios de interpretación simultánea. Esto incluye las cabinas acústicas; las consolas de interpretación y los transmisores; los receptores y audífonos que conectan al intérprete con sus oyentes; y el sistema de amplificación para la sala de conferencias (micrófonos y parlantes).

Entregamos los subtítulos en formatos adecuados para utilizarlos con la mayoría de las plataformas y softwares audiovisuales (.ass, .srt, .sub…), perfectamente sincronizados con el video. También podemos entregar el archivo de video con los subtítulos incrustados, listo para reproducir.

No. Aunque los locutores y dobladores compartan muchas de las técnicas vocales necesarias para su labor (respiración, impostación, etc.) y que ambos oficios requieran aptitudes en común (buena dicción, manejo del timbre de voz y habilidades de dramatización), son actividades totalmente distintas. El doblaje implica la grabación de voces en sincronía con los movimientos labiales y con los gestos del personaje en pantalla, de ahí que se requieran actores profesionales específicamente capacitados. La locución, o grabación de voces en off, consiste en la lectura dramatizada de un guión para lograr distintos efectos según el propósito del material audiovisual.